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Blog de Ivy

Tres años después del diagnóstico, un paciente de glioblastoma desafía las probabilidades

Vivir con un tumor cerebral mortal y canceroso no es fácil. A menudo hay cirugía, quimioterapia y radioterapia, y los efectos secundarios que todo ello conlleva. Pero esa no es la parte más difícil.

Para Dalton Riddle, lo más difícil de vivir con un glioblastoma es entablar amistad con otros pacientes recién diagnosticados, escuchar sus historias, contar la suya, ofrecerles ánimos y que luego fallezcan.

“Me rompe el corazón”, dice.

Hoy Dalton está desafiando las probabilidades. Está a punto de cumplir tres años de vivir con un glioblastoma. Para la mayoría de las personas, la expectativa de vida promedio después del diagnóstico es de entre 12 y 15 meses.

Recibir el diagnóstico de glioblastoma multiforme (GBM)

Le diagnosticaron cáncer cerebral el 11 de diciembre de 2019. Estaba trabajando con su familia, remodelando su restaurante de carnes en Wyoming. Dalton planeaba hacerse cargo del negocio y dirigir las operaciones para la familia.

Empezó a sufrir terribles dolores de cabeza, distintos de los que había tenido antes, que empeoraban sistemáticamente. Un día, en casa, le dijo a su padre que iba al baño, pero en su lugar se dirigió al cuarto de lavado. Se perdió; no podía recordar dónde estaba el baño en su propia casa. Después de que perdiera el conocimiento ese mismo día, su padre insistió en acudir a la sala de emergencias.

Resonancia magnética de un tumor
Resonancia magnética de Dalton

Una tomografía computarizada (TC) detectó una masa del tamaño de un puño en el lóbulo temporal frontal derecho. Fue trasladado de urgencia a Billings, Montana, para someterse a cirugía, donde un médico le dio un diagnóstico sombrío: glioblastoma multiforme o, como lo llamó Dalton, “la puerta de la muerte”.

El glioblastoma es el tipo más frecuente y agresivo de tumor cerebral maligno y afecta a más de 13,000 estadounidenses cada año. El tiempo de supervivencia promedio es de 15 meses.

La vida de Dalton y su futuro cambiaron por completo a partir de ese momento.

“Fue un golpe en el estómago que me dejó sin aliento”, dice.

El cirujano de Montana extirpó solo el 40 por ciento del tumor y sugirió radioterapia y quimioterapia como la mejor opción. Dalton y su familia se sentían perdidos.

Recurrir al Ivy Center para el tratamiento del GBM

Un amigo de la familia que vive en Arizona les sugirió que vinieran a visitar Ivy Brain Tumor Center y hablaran con el Dr. Nader Sanai, director del Ivy Center y director de Oncología Neuroquirúrgica de Barrow Neurological Institute.

“No hay muchas opciones de tratamiento y no sabíamos adónde ir hasta que conocimos el Ivy Center”, dice Dalton. “Fue más que suerte”.

Un mes después, Dalton se sometía nuevamente a una cirugía en la que el Dr. Sanai le extirpó el resto del tumor. Empezó a recibir radioterapia y quimioterapia y se inscribió en un ensayo clínico de fase 0 del Ivy Center que investigaba un inhibidor de poli-adenosina-difosfato-ribosa-polimerasa (PARP) llamado pamiparib.

El Ivy Center es sede del programa de ensayos clínicos en fase 0 más grande del mundo y el primero de su clase en neurooncología. El programa ensaya nuevas combinaciones de fármacos y dispositivos adaptadas a cada paciente, lo que permite realizar ajustes rápidos para encontrar los tratamientos más eficaces. 

En enero de 2022, Dalton sufrió una convulsión generalizada debido a una reaparición del tumor. El tumor había vuelto a crecer, esta vez en siete puntos diferentes. El 9 de marzo, día en que cumplía 31 años, se sometió a otra cirugía para extirpar el tumor y comenzó otra ronda de radiación y quimioterapia intensas.

Él esperaba esta recurrencia. El glioblastoma nunca entra en remisión, afirma. Se prevén más cirugías y tratamientos, “como un cambio de aceite”, dice Dalton. Las recurrencias son frecuentes en hasta el 70 % de los pacientes con glioblastoma.

Convertirse en embajador del tratamiento en un centro para enfermedades cerebrales

Paciente con glioblastoma en recuperación, Dalton Riddle
Dalton Riddle

Pero Dalton no se da por vencido; su naturaleza competitiva no se lo permite. En cambio, vive bien su vida. Los únicos signos visibles de cáncer cerebral son su “fantástica” cicatriz de la cirugía, dice, y el dispositivo Optune que utiliza.

“El aparato mata las células cancerosas, como el Roundup”, dice riendo.

Optune es un dispositivo portátil aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) que envía campos eléctricos para el tratamiento de tumores (“TTFields”, por su nombre en inglés) al tejido tumoral para interrumpir la división y el crecimiento de las células cancerosas.

Los curiosos suelen hacer preguntas al respecto, y Dalton responde encantado. Lo ve como una oportunidad para hablarle a la gente sobre el cáncer cerebral, especialmente el glioblastoma, y crear conciencia para, con suerte, llegar a una cura.

Dalton, quien se estableció de manera permanente a Arizona para recibir tratamiento, se relaciona con otros pacientes de glioblastoma en grupos de apoyo y en Internet. Les ofrece consejo y apoyo y siempre les anima a acudir al Ivy Center para recibir tratamiento en un ensayo clínico de fase 0. Su familia incluso ofrece habitaciones de hotel y transporte para ayudar a otras familias a llegar hasta allí.

Son muchas las preguntas que vienen junto con un nuevo diagnóstico de cáncer cerebral. Dalton les dice a sus nuevos amigos que den un paso atrás y respiren. Hay esperanza.

Paciente de glioblastoma en recuperación con su familia
La madre de Dalton, Dawnille, su tía Monica, Dalton y su tía Courtney.

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